Hace unas semanas Conforama me pidió un artículo en el que, aprovechando el arranque del mundial, hablara de nuestra pieza estrella en el salón: el sofá.
Me faltó tiempo para ir corriendo al editor de texto y, catálogo de sofás y sillones en mano, mis dedos empezaron a teclear mientras mis ojos hacían chirivitas con tanta maravilla: chaise longue, chester, sillones orejeros, sofás cama…
La verdad que no me costó nada hacer una pequeña selección según las principales características: color, tamaño, forma, acabado e incluso precios.
El artículo tiene un guiño futbolístico, pero los consejos son aplicables tanto como si eres futbolera, como cinéfilo, como si simplemente quieres disfrutar de un buen descanso en el salón de tu casa.
Ya tengo el ojo echado a un par de ellos, y es que tanto el colchón como el sofá son zonas de relax que no debemos dejar de lado para hacer más confortable nuestro descanso.
Sé que lo que voy a decir no es lo correcto, pero hay días en los que no toco la cama. Podría achacarlo al cansancio acumulado, y es que muchas veces me despierto de madrugada en el sofá, con el cuerpo torcido como un ocho, cosa que no viene nada bien a mi espalda.
Cuando lo escogí nadie me aconsejó. Me guié por su tamaño y acabado, pero desde luego no por su comodidad, cosa que hoy en día sería el punto número 1.
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