LA VAQUERÍA – EL BAÑO

Volvemos a la carga con el proyecto familiar de «La Vaquería».

Hasta ahora os había ido enseñando la entrada, el comedor y hoy es turno de una de las habitaciones contiguas de las que no os había querido desvelar nada todavía.

Os dejo de nuevo el plano para situarnos:

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Os había enseñado hasta ahora el comedor (aquí la primera parte y aquí la segunda) y la entrada.

Hoy veremos lo que se escondía en el cuadrado verde, ese que antaño fue donde estaba la máquina de ordeñar.

Hace muchos años, a falta de cuarto de baño en la vaquería, Señor Padre se entretuvo a buscar un desagüe, aprovechar unas cañerías de agua e instalar un inodoro en este cuarto.

Como era «la huerta» no hacía falta que fuera digno de Isabel Preysler, con que cumpliera su función ya íbamos sobrados y nos ahorrábamos tener que salir al campo (aunque yo lo sigo haciendo, da gusto eso de regar un árbol)

Y así es cómo teníamos «esto» como cuarto de baño durante mucho tiempo.

Sé que quizás mi madre y mi hermana me dejen de hablar por poner esta foto, pero seamos realistas y ataquemos el antes y después como es debido, sé que a vosotros, los seguidores, os va la marcha y os molará.

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Paredes desconchadas, un suelo de cemento ni tan siquiera plano, los antíguos tubos de la ordeñadora y comederas todavía por ahí (sin uso ninguno), una vieja lavadora… más tarde nos volvimos refinados a la hora de fregar platos y Señor padre instaló un antiguo termo e incluso una ducha.

Todo un horror a la vista pero en el fondo útil.

Además, aunque no tengo foto de ello había una ventana de polyester (típica de granja) que hacía de todos menos cerrar. Fue lo primero que se cambió hará cosa de un año.

Para más INRI en la pared de la ventana había un agujero por el que el perro se asomaba a beber agua fresquita de un bebedero, pero su chafarderismo le llevaba a beber compulsivamente cada vez que alguien entraba. Un show vamos!

Fue hace más o menos un año, cuando Carlos, mi hermano se lió la manta a la cabeza.

Al principio lo miramos todos extrañado, cómo podía pretender gastarse el dinero en «eso», si ya cumplía su función como tocaba. Además, cuando explicaba su idea parecía todo demasiado pretencioso para un baño de una triste huerta. Él solito, bueno, y con ayuda de un paleta, se embarcó a ello y como decía al principio lo primero que hizo fue construir y cambiar la ventana (que para eso es su oficio).

Puso una de alumino que ya hacía de ese «baño» otra cosa.

Después vino la parte chunga del proyecto en la que nos dejó a todos alucinados:

Empezó por vaciar toda la habitación, desmontando los sanitarios (por llamar de alguna manera lo que ahí había) y arrancando el plato de ducha. El resto escépticos, yo el que más, seguíamos su trabajo asombrados.

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Radial en mano era momento de deshacerse de toda esa maraña de tubos, así que hizo las regatas para esconderlos, anuló los que sobraban y ya entonces planteó la nueva distribución.

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El techo es de uralita, como os he comentado otras veces. En su ambicioso proyecto se incluía un nuevo techo de pladour en el que incrustar unos focos.

Además…. fuera ducha! un plato empotrado hecho con gresite. Reconozco que el tío se espabiló muy bien a la hora de conseguir materiales a bajo coste.
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Y con ayuda del paleta empezaron con el suelo. Este, no era nada plano, ya que desaguaba en el centro de la habitación, no recuerdo cuantos sacos de arena gastaron para aplanarlo.

En la siguiente foto se ve una primera prueba de cómo iba a quedar.

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Una vez los tubos tapados y el suelo colocado era momento de sanear las sucias paredes.

Unos buenos retoques con yeso y lija. Lo siguiente hizo que se empezara a ver la luz, y nunca mejor dicho.

Se pintó todo con  Blanco total de Bruguer, una pintura ideal, ya que no gotea, y en un par de capas blanqueó haciendo el espacio muchísimo más luminoso.

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Y… voilà! el baño ya empezaba a coger forma, dejando atrás el cutre-antro que había sido durante un tiempo.
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Así quedó ya casi casi listo:

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Y cuando ya pasó todo lo gordo del curro… aparecí yo. No es que no me implicara en la obra, pero es algo que se me escapa de las manos y que me pillaba trabajando en el hospital.

Este año, de cara al verano hemos querido mejorar La Vaquería, y por eso me ofrecí con el tema pintura.

Para que el baño no se viera tan blanco y soso opté por añadir un toque con el Paint Roller (una maravilla oiga) y color, en este caso elegí un Verde Amazonas de la gama colores del mundo.

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Pintar con el roller es muy sencillo, viertes un poco de pintura en una superficie (yo lo hice en una chapa de madera) y vas untando el rodillo.
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Este se va «auto-huntando» haciendo que las pasadas sean completamente uniformes, y el acabado es muy difícil de distinguir versus un papel pintado.baño11

Y aquí os dejo por hoy.

Sí, soy maligno y no os enseño el resultado final, y es que queda añadir un toque más personal aún con textiles, instalar una mampara para la ducha y poco más.

Además, odio con toda mi alma el armario que hay entre la pica y el inodoro, pero es una solución temporal para ocultar la curvatura de las tuberías. ¡Habrá que pensar algo!

Seguimos avanzando en «La Vaquería» y es que aún queda una habitación por descubrir, acabar de decorar el comedor y los toques finales en el baño.

 

Nos vemos pronto!

4 Comments

  1. Pepe Oliva

    Pues si, nos encanta un antes y un después, ya sea en un mueble, en una cirujía estética, o en este caso, en un baño empezando desde cero.

    Que luminosidad y que bonito ha quedado, y si todavía quedan detalles, no te digo ná. Siempre me ha hecho gracia el Paint Roller ese. Será cuestión de probarlo (cuando nos regalen uno, claro, jajajaja).

    El mueble que odias, así de lejos y a simple vista no está tan mal, la verdad. Pero seguro que encuentras una solución mucho más mejor.

    Y ya, pa finalizar y que todo no sea maravilloso…hay una grieta alrededor del techoooo? jajajaja.

  2. Susana M.

    Me parece una pasada lo que has hecho. Yo tengo que reformar el baño de mi casa, pero no me atrevo a alicatar.

    Mis hermanas lo han hecho por su cuenta en alguna ocasión y dicen que no es complicado.

    Yo la teoría la tengo de ver a mi padre hacerlo de pequeñita, pero no acabo de arrancar con eso. De momento me conformo con reformar mi pisito poco a poco, sin grandes ambiciones.

    Y tu? Eres autodidacta en esto del alicatado?

    1. Javi yonolotiraria

      hola Susana
      la verdad es que yo tampoco he alicatado nunca, me da pavor pifiarla. El que hizo esto fue mi sr hermano, que es mucho más manitas que yo, y a él si le enseñaron, pero una vez pilló el truco continuó solo, y se le da genial 😉

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